La Vara de Gandalf

Modus operandi
Primero los pobres contra los ricos porque los primeros siempre han sido oprimidos por los segundos. Vale, al principio dio sus frutos porque había injusticias que solventar. Luego se salieron de rosca y provocaron, todavía los provocan, auténticos desastres tanto a pobres como a ricos, sobre todo a los pobres a los que tanto dicen representar y defender.
Los siguientes fueron las mujeres contra los hombres y más de lo mismo. Después los negros contra los blancos, los homosexuales contra los heteros, los trans contra todos los demás, y ¿adivináis? Correcto, más desastres que perjudican a todos. No se podía saber. Ahora toca el planeta y los animales contra las personas.
Siempre es igual y hasta se puede afirmar que hay un patrón que sigue un modus operandi claro. Identifican una causa loable, o que lo parezca, se la apropian, prometen a las masas que ellos acabarán con la injusticia correspondiente, arreglan de aquella manera cuatro cosas pertinentes (gracias), y al final, lo único que consiguen es joderle la marrana a todos menos a ellos mismos que, curiosamente, siempre acaban enriquecidos. Y eso que son anticapitalistas, pero claro, no es que estén en contra del capital en si, están en contra de TU capital, del suyo están muy a favor. El modus operandi continúa azuzando al colectivo oprimido de la causa de turno a la vez que se acompleja a los presuntos opresores, ya sea porque son ricos, blancos o varones, da igual, y los intentan anular socialmente por todos los medios posibles. Esos opresores también pueden ser cualquiera que se oponga a sus chifladuras a los que machacarán hasta hacerles sentir culpables para que agachen la cabeza y acepten sin rechistar los nuevos privilegios de los oprimidos. Privilegios que siempre acaban en nada o se vuelven precisamente en contra de los oprimidos. Y así una y otra vez porque siempre encontrarán a un nuevo colectivo oprimido y vulnerable al que hacer creer que van a representar y defender, y siempre encontrarán la manera de machacar socialmente al opresor que encuentren hasta anularlo socialmente. ¿Pero qué ocurre con otros colectivos oprimidos que no refuerzan su relato de buenos y malos? ¿Qué pasa por ejemplo con un chaval conservador que en una universidad tomada por la ideología progre padece el acoso de sus compañeros e incluso del profesorado? ¿Qué ocurre con los que están en contra del separatismo en zona abertzale o indepe? ¿Qué pasa con esa criatura que todavía no ha nacido? Pues no pasa nada, los ignoran.

Todo este proceso demencial no sería posible sin la correa de trasmisión que es la prensa generalista y sin una masa aborregada a la que, generación tras generación, han ido desactivando a base de atiborrarla con golosinas sin sustancia. ¿Si no cómo se explica que hayan sido capaces de aprobar estas leyes disparatadas que nos asolan? Hay que reconocerles el mérito de haber estafado a tanta gente tanto tiempo, leches, han estafado a lo que hasta hace poco era la oposición, hasta convertirlo en el ministerio de la oposición. Pero aquí estamos los que formamos parte activa de la resistencia, de la verdadera oposición, para hacerles frente.
Estamos en año electoral y los meses siguientes serán apasionantes. Tendremos otra de las pocas oportunidades que nos quedan para coger el tren de la historia.